La región de Kumano se encuentra situada en el extremo
sur de la península Kii, a unos 100 km de Osaka. Es conocida por el camino de Kumano,
una de las rutas de peregrinación mas importantes de Japón y que fue declarada
en el 2.004 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En realidad, se trata de
una extensa red de caminos que conectan sus tres principales templos: Hongu
Taisha, Nachi Taisha y Hayatama Taisha.
Además de estos templos, el interés de esta zona reside en su espectacular naturaleza, empezando por su línea costera. En el desplazamiento en tren que recorre la línea de la costa, hay que tener preparada la cámara de fotos y estar atentos a las increíbles imágenes que nos ofrece un océano Pacífico que impresiona por su bravura a los que vivimos en el normalmente tranquilo Mediterráneo. Y ya en el interior, recorrimos senderos entre unos bosques frondosos, llenos de árboles centenarios, riachuelos y en nuestro caso bajo una fina lluvia y niebla que le daban una aire aún mas místico a la zona.
Además de estos templos, el interés de esta zona reside en su espectacular naturaleza, empezando por su línea costera. En el desplazamiento en tren que recorre la línea de la costa, hay que tener preparada la cámara de fotos y estar atentos a las increíbles imágenes que nos ofrece un océano Pacífico que impresiona por su bravura a los que vivimos en el normalmente tranquilo Mediterráneo. Y ya en el interior, recorrimos senderos entre unos bosques frondosos, llenos de árboles centenarios, riachuelos y en nuestro caso bajo una fina lluvia y niebla que le daban una aire aún mas místico a la zona.
Hay que tener en cuenta que el desplazamiento hasta esta zona es largo. Aconsejamos dedicarle 3 noches para poder disfrutar de la misma. Nosotros hicimos la primera noche en Yunomine Onsen y las dos siguientes en Kii-Kasura. Otra ventaja que tendremos es que no hay mucho turismo en esta zona y mucho menos occidental, lo que hace mas agradable su visita.
Como podéis ver fueron 5 horas de trayecto que resultaron muy interesantes.
Es importante tener muy claro de antemano los horarios de los autobuses, ya que no hay muchos a lo largo del día. En la web de TanabeCity Kumano Tourims bureau encontraréis todas las rutas y horarios. Os recomendamos que os los descarguéis y ajustéis vuestras visitas a los horarios y paradas.
En el autobús no había más occidentales que nosotros. Tampoco tuvimos ningún problema para localizar nuestra parada (Hongu Taisha Mae, no confundirse y bajar en Hongu), ya que una pantalla situada en la parte frontal del autobús informaba de las mismas tanto en japonés como en inglés.
Solo llegar fuimos a la oficina de turismo, ubicada frente a la misma parada de autobús, para confirmar horarios y autobuses que nos llevarían a Yunomine Onsen, donde pernoctaríamos.
Después de una saludable comida en el único restaurante como tal que encontramos en la zona, nos dirigimos a visitar su famoso templo.
Para acceder al templo y como pasa en muchos de ellos, hay que ascender por una larga escalera de piedra rodeada de árboles centenarios.
Hongu Taisha |
Iremos pasando por distintas edificaciones hasta llegar al Gran Santuario de Kumano Hongu Taisha, de una belleza espectacular.
Hongu Taisha |
Hongu Taisha |
Oyunohara Tori |
Finalizada la visita al Tori, cogimos un autobús que nos llevaría en unos 20 minutos a Yunomine Onsen, donde pernoctaríamos en el ryokan Azumaya.
El recorrido en autobús es espectacular, ya que transcurre por unas estrechas carreteras rodeadas de una frondosa vegetación.
Yunomine Onsen |
Yunomine Onsen, ubicado en el corazón de un pequeño valle, es un pequeño grupo de casas y ryokans pintorescos alineados al lado de la carretera y pegados a un riachuelo. Es conocido también por sus onsens, de los más antiguos y apreciados de todo Japón. En una cabaña suspendida en medio del riachuelo encontraremos Tsuboyu Onsen, de acceso público y declarado Patrimonio de la Humanidad. Sorprende porque es diminuto. Solo caben 2 o 3 personas a la vez. Hay que comprar un ticket en una máquina expendedora y esperar a que te toque el turno.
Nuestra experiencia en el ryokan Adumaya fue excelente. El desayuno y sobre todo la cena, espléndidos. Hay que tener en cuenta que no es un ryokan moderno. Tiene un aire totalmente tradicional, incluso diríamos que falsamente descuidado, como no podía ser de otra manera en el entorno en el que se encuentra.
Ryokan Adumaya |
El establecimiento, además de varios onsens, dispone un rotenburo (un onsen al aire libre). Según el horario y como ocurre en la mayoría de los onsens, se alterna su acceso entre hombres y mujeres. Hay que mirar siempre el rótulo de la entrada no sea que entremos en el equivocado.
No es barato, pero teniendo en cuenta la comida que nos sirvieron, se merece el precio que pagamos. Después de tomar un abundante desayuno, dejamos con pena Yunomine Onsen para dirigirnos a Shingu.
La mayor parte del trayecto en autobús se realiza siguiendo el río. Pudimos ver como los japoneses pasan sus vacaciones, bañándose en las aguas termales del propio río en la vecina población de Kawayu Onsen, totalmente vestidos. Estar morenos no es lo suyo.
Kawayu Onsen |
Hayatama Taisha |
Hayatama Taisha |
Acabada la visita, nos dirigimos andando a la estación que se encuentra a unos 15 minutos para coger nuestro tren hacia Kii-Katsuura.
Kii-Katsuura |
Kii-Katsuura |
Después de comer en uno de los restaurantes especializados en atún, recorrimos el centro y nos relajamos en uno de los baños termales públicos situado en la zona del puerto, en el que te puedes remojar los pies y las manos, nada más. No es un pueblo con mucha vida. A pesar de ser agosto, no se veía mucha gente en sus calles y bastantes de sus comercios estaban cerrados. Después descubrimos que los japoneses que se alojan en sus magníficos resorts no necesitan bajar al pueblo, ya que disponen de todo tipo de servicios y entretenimientos en el propio hotel.
Hotel Urashima |
Kii-Katsuura |
El acceso al resort se realiza a través de una divertida embarcación en forma de tortuga que te lleva del puerto pesquero al hotel, situado en una pequeña península, en un corto trayecto de apenas 10 minutos.
Es como una pequeña ciudad. Tiene varios bloques de habitaciones, más o menos lujosas, restaurantes, un supermercado Lawson, tiendas, áreas recreativas, karaokes, animación infantil, piscina exterior, como no onsens y unos rotenburos exteriores (situados en cuevas) sencillamente impresionantes.
Otra experiencia recomendable es visitar la piscina del hotel, que se encuentra situada al borde del océano. La vista es magnífica y aterradora según el estado del mar.
Hotel Urashima |
A través de unas largas escaleras metálicas o en ascensor, se accede a la zona más alta del hotel. En el exterior, recorrimos unos senderos en los que disfrutamos de unas magníficas vistas de Kii-Katsuura y del Océano Pacífico. Imprescindible e impresionante.
Dedicamos la tarde a recorrer y a disfrutar de las instalaciones del hotel, casi al completo de turistas japoneses, ya que estuvimos en la semana del 15 de agosto, el periodo vacacional más importante de Japón. Fue una gran experiencia que sin duda recomendamos.
No recomendamos contratar la cena, a menos que seáis unos fanáticos del atún. En el resort encontraremos diferentes restaurantes a precios asequibles, así como un Lawson con una gran variedad de comida preparada que te calientan ellos mismos al pagar.
El día siguiente amaneció con una fuerte lluvia. Por suerte bajó de intensidad cuando salimos del hotel en dirección a la estación de autobuses, situada al lado de la estación de tren. Cogimos un autobús que nos llevó en unos 30 minutos al santuario Kumano Nachi Taisha.
Nos bajamos en la parada Daimonzaka para poder ascender por un sendero rodeado de árboles centenarios. Unas empinadas escaleras al final de recorrido nos llevaron hasta el santuario.
No pudimos ver la fachada del edificio principal al estar en rehabilitación. Pasado el mismo ya pudimos disfrutar de una de las imágenes más conocidas de Japón: la pagoda roja de tres pisos con las cascada Nachi al fondo. Seguimos el camino hasta llegar a la pagoda.
Nachi |
Finalizada la visita, bajamos por un empinado sendero flanqueado por unos altos árboles hasta llegar a un Tori de piedra. Nos encontramos la agradable sorpresa de coincidir con una familia de ciervos que supongo esperan pacientes por si les dan algo de comida. Este Tori da acceso al camino que nos lleva a los pies de la famosa cascada de Nachi.
Era hora de reponer fuerzas y comimos en uno de los pocos restaurantes que encontramos antes de tomar el autobús de vuelta a Kii-Katsuura.
Como ya habíamos recorrido su centro el día anterior y la verdad no es que sea muy interesante, nos dirigimos a coger el divertido barco-tortuga que nos llevaría al Urashima.
Igual que la tarde anterior, nos lo pasamos genial disfrutando de todo lo que nos ofrece este resort y observando a los japoneses de vacaciones. Ese día tuvimos la mala suerte de que la piscina estaba cerrada debido al fuerte oleaje que hacía peligroso estar en la zona de la misma. Como ya hemos comentado, una de las cosas que más nos impactaron fue ver la fuerza del océano Pacífico.
Al día siguiente dimos una última vuelta por el sendero situado en la parte alta del hotel para que se nos quedaran grabadas sus increíbles vistas en nuestra memoria.
A las 8:53 en punto, como no podía ser de otra manera en Japón, salió nuestro tren en dirección a Osaka, donde llegamos a las 12:50. Como ya hemos comentado es un trayecto largo pero que no se nos hizo pesado al poder disfrutar de las vistas al océano. De Osaka cogimos otro tren que en menos de media hora nos llevó a Kyoto.
Fuimos a nuestro hotel, el Ibis Kyoto Station, recogimos nuestras maletas, subimos a la habitación y rehicimos el equipaje para llevarnos únicamente las mochilas y un troley a Takayama, nuestro destino del siguiente día. Bajamos el resto de maletas a recepción donde, muy amablemente, rellenaron en japonés los formularios de la empresa de transporte Yamato. Nuestras maletas viajarían directamente a nuestro hotel de Tokio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario