Japon segundo viaje: 5 lagos y Monte Fuji


Excursión de día completo totalmente recomendable. La contratamos con Turismo Victoria y la verdad es que quedamos muy satisfechos con Alexis, nuestro guía. Este día tuvimos que madrugar, ya que teníamos que coger el Shinkansen Kodama 365 que salía a las 7:16 desde la estación de Tokyo. Con la habitual puntualidad japonesa, el tren llegó a las 8:34 a la estación de Shin-Fuji (Shizouka) donde nos encontramos con Alexis y otras dos chicas con las que compartimos el recorrido.

Cataratas Shiraito
Nuestra primera parada fueron las cataratas Shiraito. Tienen una altura 20 metros y una anchura de 150. El nombre de Shiraito viene dado por los delgados hilos de agua que caen como si fueran de seda, remarcando su delicada belleza.

Cataratas Shiraito
Dejamos el vehículo en el parking situado en lo alto de las cataratas desde donde tuvimos una bonita imagen de las mismas. Descendimos hasta la base, desde donde se aprecia aún mejor su gran belleza. Después de tomar las muchas fotos que el lugar se merecía, seguimos el sendero que nos llevó a la cascada de Otodome-no-taki, con una caída de 25 metros. A diferencia de  las cataratas Shiraito, que destacan por su aspecto delicado, esta catarata tiene un aspecto una más bravo y salvaje.

Cascada Otodome-No-Taki
Continuamos por el mismo sendero hasta llegara a una zona de tiendas de souvenirs y productos de la zona,  donde tomamos un té y degustamos alguna especialidades regionales.  Finalizado el tentempié seguimos el camino hasta llegar al primer punto de observación del esquivo monte Fuji. No tuvimos suerte. Se encontraba tapado por sus permanentes nubes. Ya vimos que este día sería complicada su visión.

Lago Motosu
Nos dirigimos al lago Motosu, desde donde supuestamente se puede disfrutar de una de las mejores vistas del Monte Fuji. Es la imagen que figura en el reverso del billete de 1000 yenes. Tampoco tuvimos suerte en esta ocasión, pero la visión del lago y su entorno bien mereció el desplazamiento.

Cueva de hielo Narusawa Hyoketsu
De ruta hacia Aokigahara, hicimos una parada para visitar la conocida cueva de hielo de Narusawa Hyoketsu.



Se accede al interior de la  cueva descendiendo por  una empinada escalera con barandillas de bambú.


En el interior hacia mucho frío. Menos mal que íbamos avisados.  Incluso durante el verano la temperatura difícilmente está por encima de los tres grados. Por este motivo la cueva se utilizaba para almacenar barras de hielo durante  todo el año. 

Cueva de hielo Narusawa Hyoketsu
La recorrimos siguiendo un corto sendero formado por resbaladizos túneles de lava. En algunos tramos, el techo es bastante bajo y hay que avanzar de cuclillas. A cada pocos metros, encontramos carteles avisándonos de lo resbaladizo que es el suelo y que tengas cuidado de no golpearte la cabeza con el techo del túnel. Por este motivo al entrar a las cuevas te facilitan un casco que luego agradeces. 

Acabada la visita nos dirigimos hacia el bosque de Aokigahara, conocido como el bosque de los suicidas. Parece ser que cada año en este bosque se quitan la vida entre 50 y 100 personas.

Aokigahara
El bosque está formado por un denso manto de árboles y vegetación que resulta un poco tétrico. Ideal para rodar alguna película de terror. La vida silvestre es casi inexistente, lo que lo hace extrañamente silencioso. Además se dice que debido a depósitos magnéticos las brújulas no funcionan correctamente una vez dentro del bosque.



Pero no hay que asustarse. Nosotros realizamos un interesante recorrido perfectamente indicado de una hora aproximada de duración. Ya se aseguró Alexis de que regresáramos, ya que tenía pendiente de cobrar el coste de la excursión.

Cueva del viento Fugaku
Otra de las atracciones de la zona del bosque Aokigahara es la conocida como la cueva del viento Fugaku. Al igual que la cueva de hielo, era utilizada como almacén natural,  ya que la temperatura se mantiene en promedio a cero grados durante todo el año.

Cueva del viento Fugaku
Cueva del viento Fugaku

Acabada la visita nos dirigimos al pueblo tradicional de Iyashi No Sato, situado en un entorno de frondosa vegetación. Al llegar nos dirigimos a un restaurante, donde tomamos una sabrosa y saludable comida típica japonesa.


Iyashi No Sato es un museo al aire libre formado por unas 20 casas tradicionales de la zona, convertidas en galerías de arte, restaurantes y tiendas artesanales. En esta misma ubicación se encontraba situado un pueblo que fue totalmente destruido por un tifón en 1.966.

Iyashi No Sato
Iyashi No Sato
La última visita del día nos llevó hasta la pagoda Chureito, desde donde se puede obtener una de las más conocidas fotos del monte Fuji. La suerte tampoco nos acompañó y únicamente pudimos disfrutar de unas bonitas vistas de la zona.



De vuelta a la estación de Shin-Fuji finalmente tuvimos la recompensa del día. Después de un día cubierto por las nubes, el Monte Fuji se nos mostró en todo su esplendor. Alexis paró en el arcén de la carretera para que pudiéramos sacar las últimas y más esperadas fotos del día.

Monte Fuji

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