Introducción
Al finalizar nuestro primer viaje a Japón en agosto del 2.015 ya teníamos claro que volveríamos. Es un país que nos maravilló. Su gente, su cultura, su comida y su naturaleza. Nuestra idea inicial era visitar Japón en el mes de abril, para poder ver los cerezos en flor y evitarnos el calor extremo que se puede encontrar durante el mes de agosto. Pero la realidad es que no disponemos de suficientes días de vacaciones como para realizar un viaje de estas características que no sea en agosto. Así que confiando en que la climatología nos seria mínimamente favorable, como pasó en nuestro primer viaje, repetimos en agosto. Y la verdad es que tuvimos suerte, ya que la mayor parte del recorrido transcurrió entre dos olas de calor. Temperaturas máximas de entre 27 y 32 grados durante la mayor parte del viaje, a excepción de los dos últimos días en Tokyo donde el termómetro se disparó hasta los 39 grados. Y con esta temperatura sí que un viaje de estas características se complica. En cuanto a la lluvia, otro factor de riesgo, únicamente hizo acto de presencia un par de mañanas y no nos impidió realizar las actividades previstas.
Al finalizar nuestro primer viaje a Japón en agosto del 2.015 ya teníamos claro que volveríamos. Es un país que nos maravilló. Su gente, su cultura, su comida y su naturaleza. Nuestra idea inicial era visitar Japón en el mes de abril, para poder ver los cerezos en flor y evitarnos el calor extremo que se puede encontrar durante el mes de agosto. Pero la realidad es que no disponemos de suficientes días de vacaciones como para realizar un viaje de estas características que no sea en agosto. Así que confiando en que la climatología nos seria mínimamente favorable, como pasó en nuestro primer viaje, repetimos en agosto. Y la verdad es que tuvimos suerte, ya que la mayor parte del recorrido transcurrió entre dos olas de calor. Temperaturas máximas de entre 27 y 32 grados durante la mayor parte del viaje, a excepción de los dos últimos días en Tokyo donde el termómetro se disparó hasta los 39 grados. Y con esta temperatura sí que un viaje de estas características se complica. En cuanto a la lluvia, otro factor de riesgo, únicamente hizo acto de presencia un par de mañanas y no nos impidió realizar las actividades previstas.
A la hora de diseñar el recorrido decidimos no repetir
las visitas del primer viaje. Nos centramos más en la magnífica naturaleza de
este país, la experiencia única de sus baños termales (conocidos como onsen) y
en sus costumbres. Y la verdad es el que viaje superó nuestras expectativas.
Os recomendamos visitar nuestras entradas del anterior
viaje Antes de ir y
Preparación del viaje donde recopilamos información útil de cara al viaje.
Recorrido
Recorrido
Al igual que hicimos en nuestro anterior viaje entramos por Osaka y salimos por Tokyo. Es una manera de ahorrase un desplazamiento Tokyo – Kyoto y poder optimizar el JR Pass. Repetimos aerolínea y horario de vuelos (Air France / KLM), ya que son fantásticos. Salimos de Barcelona a las 10:30 y llegamos al día siguiente al aeropuerto de Osaka a las 8:30. Antes de las 12:00 ya estábamos en el Kyoto con nuestro JR pass, asientos reservados en los trenes más importantes que íbamos a coger, con el pocket wifi en nuestro bolsillo y todo el día por delante. Y para la vuelta el avión salió a las 23:00 de Tokyo / Haneda, con lo que puedes aprovechar prácticamente todo el día.
Para las primeras tres noches repetimos en el IBIS Kyoto Station, fantásticamente ubicado frente a la salida sur de la estación de Kyoto. Durante estos días visitamos Osaka, Kurama y repetimos la visita a Fushimi Inari, ya que en primer viaje nos sorprendió una fuerte lluvia y no pudimos recorrer el famoso camino enmarcado por los Toris rojos. Por las tardes recorrimos de nuevo los barrios más tradicionales de Kyoto, Gion y Pontocho, y la zona situada alrededor de la estación de Kyoto.
Dejamos la mayor parte del equipaje en el hotel IBIS de Kyoto y con un solo trolley emprendimos nuestro viaje hacia Kumano. La primera noche dormimos en el ryokan Adumaya, en Yunomine Onsen, y las dos siguientes en el mastodóntico hotel Urashima en Kii-Katsuura.
Nuestro próximo destino fueron los Alpes Japoneses, pernoctando previamente una noche en Kyoto, donde recogimos y mandamos la mayor parte del equipaje a nuestro hotel en Tokyo, una opción práctica, barata, cómoda y muy recomendable. Decidimos hacer esta parada y no ir directos a Takayama para poder aprovechar al máximo nuestra estancia en Kumano y evitar pasar un día entero cambiando de trenes (de Kii-Katsuura a Takayama hay entre 7 y 9 horas de trayecto, dependiendo de la combinación de trenes que elijas). Al día siguiente salimos hacia los Alpes Japoneses, donde pernoctamos dos noches en Takayama, en la pensión de estilo japonés Oyado Yoshinoya.
Acabada nuestra visita a los Alpes Japoneses nos dirigimos a Tokyo, repitiendo en el práctico y económico apartahotel Mystays Ueno-Iriyaguchi, en el barrio de Ueno. Estuvimos 5 noches, intercalando una en Hakone, donde nos alojamos en el Ryokan Lalaca, para poder disponer de dos días y visitar esta zona con la tranquilidad que se merece. Desde Tokyo hicimos una excursión de día completo a la zona de los 5 lagos y Monte Fuji con Turismo Victoria, y pasamos un día entero en Tokyo DisneySea.
Si volviéramos a realizar el recorrido posiblemente no cambiaríamos nada. Quizás si fuera posible y para las personas que les guste la montaña añadiríamos una noche más en la zona de los Alpes Japoneses para poder explorarlos con más profundidad, ya que da mucho de sí.
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