Rocamadour |
Como ya es habitual en los pueblos de esta zona, está colgado de la
ladera de un acantilado. Visto a distancia es espectacular. El pueblo en si se
reduce a una única calle abarrotada de tiendas turísticas y restaurantes. Desde
esta, unas escaleras nos llevarán al Santuario. En la parte más alta del pueblo
encontramos el castillo construido en la edad media para defender el santuario.
Dejamos el coche en un parking gratuito en la parte baja del pueblo y de nuevo nos
tocó ascender hacia el mismo. Al ser un día de junio entre semana y con un
tiempo inestable, no nos encontramos con la aglomeración de visitantes, habitual de la zona. A pesar de ser
excesivamente turístico, su visita es
totalmente recomendable.
Al mediodía cayó un fuerte aguacero, momento que aprovechamos para
comer. En un abrir y cerrar de ojos, dejó de llover y las nubes dejaron paso a
un sol radiante. Tras la comida, visitamos el Santuario y recorrimos de nuevo
la calle principal.
Visitado Rocamadour, nos pusimos en ruta hacia Conques.
Si tuviéramos que elegir un pueblo de entre todos los que hemos visitado en este recorrido, sin duda este sería nuestra elección. Es un pueblo mágico, perdido en el tiempo, que parece sacado de un cuento de hadas y gnomos. Forma parte del Camino de Santiago. Además al tener la suerte de haberlo visitado en una tarde un poco lluviosa, con neblinas, le dio un aire si cabe aún más místico. Otro aspecto que juega mucho a su favor y se agradece es la ausencia de tiendas específicamente turísticas. En su lugar encontraremos pequeñas tiendas y talleres de artesanía.
Cuando accedes al pueblo, lo que más llama la atención es su peculiar iglesia,
culminada con unas preciosas torres. Su interior es austero, pero impresiona la
altura de la nave central. En la noche que estuvimos el cura ofreció un
concierto de órgano, combinando piezas modernas con clásicas. Fue una manera
perfecta de acabar el día.
Si tuviéramos que elegir un pueblo de entre todos los que hemos visitado en este recorrido, sin duda este sería nuestra elección. Es un pueblo mágico, perdido en el tiempo, que parece sacado de un cuento de hadas y gnomos. Forma parte del Camino de Santiago. Además al tener la suerte de haberlo visitado en una tarde un poco lluviosa, con neblinas, le dio un aire si cabe aún más místico. Otro aspecto que juega mucho a su favor y se agradece es la ausencia de tiendas específicamente turísticas. En su lugar encontraremos pequeñas tiendas y talleres de artesanía.
Conques |
Como en los anteriores pueblos que visitamos, aquí también lo mejor es
perderse por sus fascinantes calles, sin rumbo fijo.
Además el entorno en el que se encuentra ubicado Conques es
fascinante, con el río frondoso Dourdou en la parte baja del pueblo.
Nos hubiese encantado hacer una segunda noche en Conques, para poder
disfrutar de un día entero de este magnífico pueblo y su entorno.
Al día siguiente temprano por la mañana, recorrimos de nuevo Conques,
igual de mágico que en la tarde anterior. Pusimos rumbo hacia las Gorgas del
Tarn, haciendo una breve parada en Salles-la-Source para tomar unas
fotos de la original cascada que sale de medio del pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario