Después de nuestra visita a Salles-la-Source nos dirigimos a las
Gorgas del Tarn, una zona que llevábamos varios años queriendo visitar.
Conducimos directos al pueblo Peyreleau / Lo Rosièr, considerado punto
de inicio de la ruta por las Gorgas del Tarn.
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| Lo Rosier |
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| Point Sublime |
No es un pueblo con un encanto
especial. Comimos muy bien en el restaurante Le Pas du Loup y seguimos por la
famosa carretera panorámica que bordea las gorgas hasta el pueblo de La Malene, situado en la mitad del recorrido. Tampoco es un
pueblo especialmente bonito, a excepción del entorno natural en el que se
encuentra. Del mismo destacaríamos la pizzería Les 4 voutes, situado al lado
del puente, en la que comimos unas muy buenas pizzas el día siguiente.
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| La Malene |
Desde el mismo se accede a uno de los miradores más famosos de las
Gargantas del Tarn, el llamado “Point-Sublime”, situado a unos 11 kilómetros de
carretera de montaña con muchas curvas.
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| Bateliers des Gorges du Tarn |
Junto al puente encontramos una
de las principales atracciones de la zona, los Bateliers des Gorges du Tarn,
que ofrecen paseos en barca de 1 hora aproximada de duración por el tramo más
bonito de las gorgas. Las embarcaciones son para hasta un máximo de 6 personas
y cuestan 80 euros, acompañados por un barquero profesional que nos hará de
guía durante el descenso. Al final del recorrido un microbús nos llevó de
vuelta a La Malene.
Las aguas transcurren muy tranquilas, incluso demasiado para
nuestro gusto, y en algunos lugares poco profundas. Ideal para disfrutar del
precioso paisaje. Nosotros nos esperábamos unas aguas un poco más movidas.
De La Malene emprendimos el tramo de carretera más bonito de la
Gorgas, que nos llevará hasta Sainte-Enimie, donde pernoctamos dos noches. Durante el recorrido por la estrecha (en
algunos puntos no pasan dos vehículos a la vez), pero no peligrosa
carretera, veremos dos pequeñas aldeas
muy peculiares, La Croze y Hauterives. Otro tema debe ser conducir por esta
carretera en temporada alta…
El colofón antes de llegar a nuestro destino fue encontrarnos con el
pueblecito de Saint-Chely-du-Tarn, desde el que sale una pequeña cascada
que desemboca en el Tarn. Aunque sea un tópico el pueblo es precioso, con
calles estrechas donde no está permitida la circulación de vehículos, casas de
piedra muy bien cuidadas, cómo no su iglesia y una pequeña capilla empotrada en
una roca. De postal.
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| Saint-Chely-du-Tarn |
Y la guinda fue la llegada a Sainte-Enimie, más grande que
Saint-Chely-du-Tarn y, a diferencia de este, con todo tipo de servicios.
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| Sainte-Enimie |
Está catalogado,
con razón, dentro de la lista de los pueblos más bonitos de Francia. La verdad
es que disfrutamos de una gran estancia. A pesar de ser muy turístico es toda
una delicia pasear por sus calles empedradas. Vimos también que era un centro
importante de turismo de aventura. En nuestra próxima visita alquilaremos unos kayaks
para aventurarnos por las aparentemente tranquilas aguas del Tarn.
El tiempo no acompañó (amanecíamos a 8 grados), pero con el calor del
verano debe de ser una delicia bañarse en el Tarn a su paso por el pueblo,
junto a la gran poza que se adivina bajo el fotogénico puente.
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| Circo de Saint Chély du Tarn |
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| Saint Chély du Tarn |
Destacamos también en mayúsculas la ruta que nos llevó a la Grutade Aven Armand pasando por el
espectacular Circo de Saint Chély du Tarn. Las cuevas en si merecen una
visita, aunque no son tan espectaculares como las que vimos en Eslovenia.
Decidimos volver por la carretera panorámica que lleva a La Malene.
Avisaros que el descenso hasta el pueblo se realiza por una carretera estrecha,
en no muy buen estado, con unos fuertes desniveles y curvas de 180 grados. Diría que es el
descenso con el desnivel más pronunciado que he realizado nunca. Hay que tormárselo con calma, tener buenos
frenos y esperar no encontrarse vehículos en sentido contrario.
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